20 de junio de 2012

CONGRESO DE LA AMP por Carlos Luchina

El Orden Simbólico no es lo que era


Sobre este sugerente título del Congreso de la AMP que tuvo lugar en Buenos Aires vamos a intentar desarrollar un itinerario conceptual de lo que estuvo en debate.

Una cosa es hacerse a la inexistencia del Otro en el curso de un análisis. Otra cosa es que esta inexistencia se imponga al sujeto como un real salvaje cuando es soltado por el Otro.

Porque, en efecto, el Siglo XXI, como ya fue anunciado el siglo pasado, estará marcado por la inexistencia del Otro

Si podemos experimentar los efectos puros de este retiro del Otro, palparíamos el desamparo, l’Hilflosigkeit, esta angustia primordial del sujeto cuando no tiene el recurso al Otro. Pero el curso desenfrenado de la hiper-modernidad no nos deja tiempo para experimentarlo, dado que otras éticas se precipitan para tapar el agujero dejado por la desaparición del Otro. Las neuro-técnico-cognitivo-ciencias, así como las gestiones cápitalo-administro-burocráticas de la población hacen subir a la escena un simbólico que no embraga sobre lo real, acompañado de un retorno invasor de goces difíciles de tratar.

En Europa, la ley de lo simbólico judeo-cristiano mantiene todavía una cierta presencia. Este peso del pasado es menos pregnante en América. En esto, Buenos Aires fue sin duda un lugar particularmente propicio para hablar de la precariedad del Otro simbólico. Durante el Congreso se fue perfilando que se puede tomar la medida de la invasión de un real que no se siente del otro lado del Atlántico de manera tan inmediata. Aquí donde la droga y la violencia son un asunto corriente de los “suburbios” o de nuestros países más allá de nuestras fronteras, en América latina es un asunto cotidiano, cercano a todos. El psicoanálisis debe responder ahí si quiere sobrevivir, preservando de manera firme el horizonte de la formación del analista

Es decir, no que se trata, para nosotros, ni de lamentarnos del pasado ni de querer restaurar un orden disuelto. Hemos vuelto por lo tanto con muchos interrogantes y con una conclusión: en este nuevo mundo, el psicoanálisis debe tomar un nuevo inicio, asumiendo que lo que fue, no será más. La solidez de nuestra comunidad analítica nos lo asegura: el psicoanálisis no nació ayer, tiene ya más de cien años.

Se puede visualizar que con la declinación del orden simbólico los hombres son los antiguos amos caídos, degradados. Por la emergencia de las mujeres. Esto es reciente y se hallan desorientados. Los hombres no se ubican bien frente al goce femenino que es incontrolable. La cultura está armada para controlar, encuadrar a ese goce incontrolable.

Por otra parte, las ciencias también intentan su respuesta. Es realmente importante hacerles entender a los biólogos que lo real de ellos sobre la muerte es diferente de la pulsión de muerte y de la dimensión subjetiva. Del lado de los lingüistas, es importante demostrar que algo hace obstáculo en el lenguaje, y que la idea de una lengua sin equívocos es un sueño que ellos no consiguieron realizar.

Finalmente, para responder a la pregunta sobre cuál es el orden en el siglo XXI, podríamos decir que es aquel que sería de rechazar los semblantes del caos para hacer surgir las nuevas formas de orden requeridas por la sociedad de la vigilancia. Y nuestro modo de pensar esa sociedad de la vigilancia es demostrando que hay una sociedad del síntoma. Es el síntoma que organiza el mundo, y eso es para cada uno.

Eso es posible precisamente por el hecho de que el síntoma no es un caos. El síntoma no deja de tener una relación con aquello que hace la unidad de nuestro mundo. Es lo que Lacan quiso decir con el no-todo. El no-todo es una forma de organización de nuestro mundo. Una forma paradójica que tenemos que demostrar.

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O S C A R M A S O T T A

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'una leyenda en el cruce de los saberes'/ Edit. C I