21 de febrero de 2010

PROPUESTAS DE TRABAJO PARA 2010

Este sábado 27 de febrero a las 10hs nos encontraremos en la Biblioteca Madero, Constitución 622, San Fernando, para difundir las siguientes actividades:

· Curso anual Escritos, una aproximación intertextual (grupo de lectura semanal y clases con docentes del IOM: Germán García, Elena Levy Yeyati, Claudio Godoy y Emilio Vaschetto);

· Módulos de investigación: Psicoanálisis con niños, El psicoanálisis frente a los problemas de la educación;

· Curso Las respuestas analíticas a las adicciones;

· Espacios de atención clínica y supervisión en la Asociación de Psicoanálisis San Fernando;

· Publicación de Respuestas ;

· Conferencias y debates para este año;

. Articulación de encuentros con otras delegaciones del IOM.

Quienes estén interesados en estas propuestas están invitados a conversar con nosotros este sábado.

10 de febrero de 2010

Módulo de investigación: El psicoanálisis frente a los problemas de la educación.

Delegación de San Fernando del Instituto Oscar Masotta

Nueva propuesta: próxima apertura de un espacio de lectura e investigación acerca de

El psicoanálisis frente a los problemas de la educación

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“No sé qué nos embargó más y qué fue más importante para nosotros: si la labor con las ciencias que nos exponían o la preocupación con las personalidades de nuestros profesores. En todo caso, con éstos nos unía una corriente subterránea jamás interrumpida, y en muchos de nosotros el camino a la ciencia sólo pudo pasar por las personas de los profesores: muchos quedaron detenidos en este camino y a unos pocos-¿por qué no confesarlo?- se les cerró para siempre”.

Sigmund Freud [1]

“El encuentro maestro-discípulo atraviesa la educación curricular y la mayoría de las veces determina, de manera silenciosa, lo que no se registra en ninguna evaluación (en el sentido cuantitativo)”.

Germán García[2]

“No hay duda alguna de que el tiempo, en tanto tal, tiene valor de autoridad. Y cosa curiosa y a primera vista paradójica, lo tiene en sus tres modos. Ante todo en el Pasado. El pasado es siempre “venerable”. (…) desde siempre la autoridad de una institución estaba “justificada” (explicada) por su antigüedad. (…) Pero hay una autoridad también indiscutible del Futuro. “El hombre del futuro” tiene una Autoridad de hecho por tener “todo ante él”. Del Futuro, que encarnan, los jóvenes extraen su autoridad”. (…) Finalmente, el propio Presente tiene una autoridad en tanto Presente. Se desea estar up to date, no se quiere estar retrasado con respecto a su tiempo. La Autoridad enorme- y tiránica- de la “Moda” es una autoridad del Presente, de lo actual. La Autoridad del “hombre del día” estriba en el hecho de que es él, por excelencia, quien representa la actualidad del Presente, la “presencia real de algo en el mundo” (Gegenwart, de Hegel), por oposición a la irrealidad poética del pasado y a la irrealidad utópica del futuro”.

Alexandre Kòjeve[3]

“Los padres y educadores no son seres desencarnados preocupados por el exclusivo bien del niño. Sus deseos y fantasmas gravitan con todo su peso en la práctica educativa”.

Catherine Millot[4].

“La pulsión de muerte suprime toda esperanza- y de ahí su carácter escandaloso-de una armonía posible, tanto entre el hombre y el mundo como entre el hombre y él mismo, entre su bien y su deseo. Sin embargo la educación se sitúa tradicionalmente del lado del bien. Se entiende que el educador opera por el bien de quien se halla a su cargo. En esta perspectiva no puede sino ser enemigo de deseos cuya esencia es de aberración con respecto al “bien”. Y ello le conduce a negar la existencia dolorosa de éste. Una educación que la tuviera en cuenta ya no podría seguir asignándose por meta el bien o la felicidad. Pero entonces, ¿cuál podría ser su misión?

Catherine Millot[5]

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Mi recorrido de varios años en escuelas me ha llevado a la constatación de la veracidad de la afirmación freudiana educación-profesión imposible. No obstante, mis ganas persisten, ganas de que el imposible lógico no se convierta necesariamente en impotencia de las prácticas.

Es así que a este nuevo espacio de investigación en la Delegación de San Fernando del Instituto Oscar Masotta, dedicado a psicoanálisis y educación, invito a todos aquellos que al respecto deseen interrogarse pero también darse respuestas.

Verónica Ortiz




[1] Sigmund Freud: Sobre la psicología del colegial

[2] Germán García: La enseñanza extracurricular o la fuga de Eros.

[3] Alexandre Kòjeve: La noción de autoridad

[4] Catherine Millot: Freud antipedagogo.

[5] Ibíd..

Comentarios de los libros de Enrique Acuña y Marcelo Izaguirre;



Por Verónica Ortiz

Dos libros han sido recientemente publicados: Resonancia y silencio. Psicoanálisis y otras poéticas de Enrique Acuña y Jacques Lacan: El anclaje de su enseñanza en la Argentina de Marcelo Izaguirre.

El primero es una recopilación de ponencias, puntuaciones, clases, informes, artículos y demás formas de intervención de Enrique Acuña a lo largo de varios años, en muy distintos escenarios: el Centro Descartes, la Biblioteca Nacional, la Universidad Nacional de La Plata, delegaciones del Instituto Oscar Masotta, la EOL, la Asociación de Psicoanálisis de La Plata, el Colegio de Psicólogos de la misma ciudad, congresos, etc.

Estos textos dan cuenta del recorrido de su práctica como analista, como lector y como escritor. En el epígrafe el autor invita a la lectura de su libro “a los que escuchan las resonancias del silencio”.

La contratapa del segundo volumen nos informa que se trata de una perspectiva de los comienzos de la transmisión de la enseñanza de Jacques Lacan en la Argentina, de la mano de Oscar Masotta y algunos otros. Con una mirada crítica Marcelo Izaguirre muestra la institucionalización del psicoanálisis a partir del año 1974 con la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, como consecuencia de un trabajo de años anteriores. De igual modo, cómo fue presentándose en los tempranos setenta aquella enseñanza en la Universidad de Buenos Aires y en diferentes puntos del interior del país. Muestra las diferencias con el freudo-marxismo de los años 70 y la suerte de “vocación lacaniana” del año setenta que promovió para algunos el pasaje a la práctica del psicoanálisis y, para los psicólogos, el inicio de una práctica que les estaba vedada. También acerca al lector una investigación sobre el controvertido destino de los psicoanalistas durante “el Proceso” (1976-83).

De la lectura de ambos textos surgen varios entrecruzamientos posibles. Subrayo uno que me resultó de interés: la parodia.

Marcelo Izaguirre hace alusión a la función de la parodia en lo que respecta a la fundación (y posterior escisión)de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, en 1974, por Oscar Masotta y dieciocho personas con diversas formaciones (once médicos, siete licenciados en psicología y dos personas sin título universitario-Masotta y Germán García). Se trataba de la primera escuela de psicoanálisis lacaniana del mundo, fuera de París. Sólo transcurridos cinco años se produjo su escisión y aquellos que seguían apoyando la conducción de Masotta renovaron su pacto con él bajo el nombre Escuela Freudiana de la Argentina.

Al respecto Izaguirre afirma con contundencia que “la disputa en la Escuela Freudiana de Buenos Aires resultó un combate para imponer el “democrático” discurso universitario que recurrió a la vía judicial en circunstancias irregulares, y lo que se había dirimido era otra cosa: ni por la democracia, que aquellos que la “reivindicaron” después no aplicarían en sus instituciones; ni por la clínica, que después otros se arrogarían; ni por el saber, que, en particular para los psicoanalistas en tanto sostienen la idea de un saber inconsciente, no es propiedad de nadie. Sólo el poder, es decir, quien dirigía”.

La parodia.

En el exilio, desde Londres, Oscar Masotta mantenía una correspondencia para organizar la escuela sosteniendo la necesidad de conformarla siguiendo las indicaciones de Lacan en la propuesta del 9 de octubre de 1967, en especial en lo que respecta a la metodología para la designación de analistas, radicalmente distinta de la existente en la Asociación Internacional. Izaguirre invita a la lectura de un trabajo de Germán García[1] en referencia al afán de Masotta de parodiar al extremo. También sostiene que Masotta, al ceder el nombre de la escuela, “se anticipaba con su acto a una decisión que poco después tomaría Lacan en París cuando disolvía la Ecole ante la disputa jurídica en la cual lo querían embarcar sus “colegas”. El acto de Masotta fue una decisión similar, cuando ante la supuesta democracia de quienes lo presentaban como queriendo apropiarse de la escuela de manera autoritaria, decidió excluirse de ella promoviendo la denominación de “Argentina”. También a Lacan lo acusaron de déspota y ¡tuvo que excluirse él mismo para que eso terminara!

Para Marcelo Izaguirre “se ve que a Masotta, de quien se ha dicho que hablaba de sí al tiempo que hablaba del mundo, que se construía en sus lecturas, su lectura del psicoanálisis lo llevaba a pasar situaciones similares a las de Lacan, más allá de la parodia.”

Enrique Acuña le dedica al tema de la parodia un texto, presentado en las jornadas “Autopistas de la palabra-psicoanálisis y literatura”, organizada por la Sociedad de Escritores Argentinos, en la Biblioteca Nacional, en junio de 2005.

De la mano de Ezequiel Martinez Estrada y Leónidas Lamborghini, Acuña propone una diferenciación de la función poética del lenguaje en literatura de la función del escrito en psicoanálisis ya que, si bien “tanto la literatura como el psicoanálisis aman el lenguaje” se trata de dos campos conceptuales diferentes y de distintas operaciones del lenguaje sobre lo real de los cuerpos.

En la experiencia literaria, sostiene Enrique Acuña, se crea una ficción verdadera cuya eficacia reside en que el lector se identifique, apropiándose de “ese objeto que produce satisfacción”.

Leónidas Lamborgini se vale de Paul Valèry citando sus palabras: “Valery dice, y lo dice bien, que la poesía es una vacilación entre el sonido y el sentido.” Cita a la que agrega, de su propia cosecha, “Yo creo que esa vacilación es el goce que produce”. Enrique Acuña, a su vez, acota que la experiencia literaria implica, sobre todo, una transmisión por la narración de esa vacilación del referente “que siempre trastoca al autor y al lector localizado por su fantasma, máquina donde se suelda el sonido al sentido”.

En relación al psicoanálisis la diferencia esencial reside en que se trata de separar sentido de sonido, ya no de crear una satisfacción entre sonido y sentido. Dice Acuña: “El analizante escucha el significante, lee el inconsciente para separar sentido de sonido y así obtener un resto de satisfacción que se pierde y permite mudar el sufrimiento en otro goce” desplazando la tragedia del goce hacia la risa, el humor, la parodia, fórmula donde la risa sangra por la herida.

Este abordaje de la función de la parodia en un recorrido analítico y en la política del psicoanálisis me recordó, una vez más, un poema de Samuel Beckett:

« En face

le pire

jusqu’à ce

qu’il fasse rire. »

(En frente, lo terrible (lo peor), hasta volverlo risible).

Oscar Masotta. Los ecos de un nombre.

Resulta ilustrativo recurrir a este libro de Germán García -conferencias dictadas en Barcelona en 1991- en relación a la parodia. En esas ponencias García la aborda en lo que respecta a la fundación y escisión de la Escuela fundada por Masotta como así también en la literatura, en el Fausto de Estanislao del Campo, por ejemplo. Nos aporta citas muy valiosas, tales como las que siguen:

  • Oscar Masotta (octubre 1969): “Si Lacan es Fliess, y si la teoría de Lacan es la teoría psicoanalítica tal como ella debe y puede ser leída en los textos de Freud, nosotros somos, hoy, Freud. Esto es, Freud en los tiempos de Fliess, cuando Freud lo esperaba todo de Fliess”.
  • Oscar Masotta (carta fechada 13 de julio de 1979): “hemos aprendido que nuestro estilo de parodia, el que nos acompañaba hasta 1974- no era sino en función de problemas valederos y verdaderos que habitan al psicoanálisis como teoría que se alimenta de la práctica que engendra (…) hemos aprendido que podemos también parodiar la experiencia lacanianan real, parodiar una Ecole (…) hemos aprendido… que parodia y comedia habían terminado por trazar el sendero de una experiencia que sea nuestra y original (…) hemos aprendido finalmente la experiencia de la escisión: la más rica tal vez, ya que nos devolvía a la verdad que estaba en juego en nuestro propio punto de partida, aquella que soslayábamos sin saberlo. La que, con orgullo, parodiamos. ¿Qué es un psicoanalista lacaniano?”

García cuenta que Oscar Masotta y aquellos que los que lo acompañaban-entre los que se cuenta- al igual que un traductor, querían una “repetición original”. Pero se debe diferenciar la traducción de la imitación. Nos acerca algunas reflexiones al respecto de Antoine Berman quien sostiene que en la traducción el amo y señor es el original mientras que en la imitación- que diferencia del copiar- no lo es: “la cultura de la imitación es tendencialmente una negación de la alteridad, la cultura de la traducción es tendencialmente una apertura a la alteridad (…) En todos los casos, el Extranjero es el lugar del deseo rechazado y percibido como una mezcla de libertad y servidumbre”.

Asimismo, sitúa la parodia de una Ecole del lado de lo real, la causa está en la decisión de fundar: “se trataba de realizar la experiencia lacaniana real”.

Y reflexiona acerca de la dialéctica del amo y del esclavo, tal como la piensa Lacan: “No hay modo de seguirme sin pasar por mis significantes, pero eso entraña un sentimiento de alienación que los incita a buscar, según la fórmula de Freud, la pequeña diferencia”. Germán García entiende la alienación como trabajo sobre el campo que la enseñanza de Lacan constituye.

Nos acerca también una cita de Mijaíl Bajtín- que ha reflexionado sobre la parodia- cuando dice sobre la comprensión de lo extraño: “La comprensión activa no renuncia a sí misma, a su propio lugar en el tiempo, a su propia cultura, ni tampoco olvida nada. Lo importante en el acto de comprender consiste, para quien comprende, en su propia exotopía en el tiempo, en el espacio y en la cultura, con respecto a aquello que pretende comprender”.[2]

García prosigue su desarrollo sobre la parodia preguntándose acerca de la posición del sujeto allí: “hablamos de Spaltung, de un negar y afirmar, de un movimiento entre el miedo a perderse a sí mismo y el miedo de sí mismo(…)”.Y sitúa a la parodia entre la imitación que cierra y la traducción que abre.

Para concluir estas reflexiones acerca de la parodia, una última cita del autor de este recorrido: “Uno de esos tres[3] nombró la parodia, forzó la imitación, subrayó los plagios que cometió, realizó el paso original de repetir y dijo “retorno a Freud” mientras desplegaba las consecuencias de su encuentro con los escritos de Jacques Lacan”.


[1] García, Germán: “De la parodia al malestar(en la Escuela)”, Homenaje.

[2] Mijail Bajtin, Estética de la creación verbal.

[3] Se refiere a Juan José Sebreli, Carlos Correas y Oscar Masotta.

O S C A R M A S O T T A

O   S   C   A   R        M   A   S   O   T   T   A
'una leyenda en el cruce de los saberes'/ Edit. C I