Editorial de Respuestas Nº7 (IOM San Fdo)
Están allí para decir cualquier cosa
Por Félix Chiaramonte
En esta publicación de Respuestas Nro 7, de San Fernando, cambió nuestro formato, y tal vez algo más…pero lo que no cambió es nuestra forma de repetir sin ser exactamente los mismos de antes: es que seguimos con nuestro trabajo desde 2006 en San Fernando y sus alrededores, con la insistencia que nos caracteriza.
Seguimos en la senda de Masotta, sí, Oscar Masotta, un héroe intelectual, quizá un advenedizo para los burócratas del diván, o tal vez un hombre sin otros atributos que su persistencia en tiempos de revolución, sabiendo que su palabra y esta práctica lacaniana podían subvertir mas de lo que se creía.
Él, que decidió irse en 1974, murió en 1979 en España y retorna, tal vez, en cada libro suyo, condensador de clases y conferencias. Recuperado en este nuevo siglo, la producción de Oscar Masotta vuelve a orientar el trabajo de los estudiosos del psicoanálisis, no solo de la Argentina sino de la lengua castellana. .
Hoy refrendamos muestra decisión de continuar con el asesoramiento y la interlocución de Germán García, un verdadero inigualable, quien ha permitido junto a otros que nos unamos a este IOM, que transformándose a si mismo se coloca en la tarea de encontrar lo que desea.
Nuestra editorial avisa que habrá comentarios de libros, reseñas de clases en este conurbano norte, y alguna que otra ocurrencia. Algo parecerá "interesante", otras cosas se dejarán pasar.
Finalmente y para no aburrir a nuestro lector, puesto a recordar algo de este año de trabajo, citaré algo que escribí en una Revista Casquivana, lugar que deja que mencionemos algo que nos es inevitable: la polémica desde el psicoanálisis:
La crítica foucaultiana ataca a cierto psicoanálisis que busca la confesión para llevar todo lo subversivo que tiene la sexualidad y sus síntomas al redil de la familia: "Padres, no temáis llevar a vuestros hijos al análisis, en él aprenderán que, de todos modos, es a vosotros a quienes aman". Esta burla tan certera para el psicoanálisis conservador lo ubica como la dirección de conciencias, que las reglas de la alianza necesitan relanzar con un nuevo deseo.
Lacan, el psicoanalista que retornó, enseñó y reinventó a Freud, en un reportaje frente a la afirmación del periodista –Cuando uno va al psicoanalista, también se confiesa.-, contesta: -¡De ninguna manera! No tiene nada que ver. En el análisis, se empieza por explicar a la gente que no están allí para confesarse. Este es el principio de nuestro arte. Están allí para decir cualquier cosa-.
Allí destaca cómo la religión apaciguará dando sentido siempre que la tecno-ciencia traiga perturbaciones a los ideales sociales. En contrapunto, el psicoanálisis será un síntoma. Habrá que descubrir de qué.
En cada lugar, en cada sesión, sin amos a los cuales confesarse, alguien acude a un analista que no lo gobernará, no lo educará, sino que le propiciará una experiencia diferente: analizarse por un síntoma que se repite y lo divide, al encuentro de una respuesta inédita.